martes, 12 de mayo de 2015

FRANCISCO JOSÉ DE GOYA Y LUCIENT



FRANCISCO JOSÉ DE GOYA Y LUCIENTES



1. BIOGRAFÍA

(Francisco José de Goya y Lucientes; Fuendetodos, España, 1746 - Burdeos, Francia, 1828) Pintor y grabador español. Goya fue el artista europeo más importante de su tiempo y el que ejerció mayor influencia en la evolución posterior de la pintura, ya que sus últimas obras se consideran precursoras del impresionismo.
Goya aprendió de su padre el oficio de dorador, pero, decidido a dedicarse a la pintura, se trasladó a Madrid para formarse junto a Francisco Bayeu, con cuya hermana se casó en 1775, año de su establecimiento definitivo en Madrid. Bayeu le proporcionó trabajo en la Real Fábrica de Tapices, para la que realizó sesenta y tres cartones, en su mayor parte con escenas idílicas y de la vida diaria, plasmadas con colores claros y vivos e impregnadas de alegría y romanticismo.


Simultáneamente, Goya empezó a pintar retratos y obras religiosas que le dieron un gran prestigio, hasta el punto de que en 1785 ingresó en la Academia de San Fernando y en 1789 fue nombrado pintor de corte por Carlos IV.
Diez años más tarde, en 1799, pintó para el soberano el famoso retrato La familia de Carlos IV, que se considera una de sus obras maestras. Es un retrato oficial, formal en apariencia, pero en el que el autor se permite cierta ironía al plasmar a los personajes con un realismo crítico.
Goya trabajó como retratista no sólo para la familia real, sino también para la aristocracia madrileña, y de hecho entre estos retratos se encuentran algunas de sus obras más valoradas, como La condesa de Chinchón o las famosas La maja vestida y La maja desnuda; sobre estas últimas dice la leyenda popular que representan a la duquesa de Alba, quien habría mantenido con el artista una relación de tintes escandalosos. En los retratos de Goya destaca, en líneas generales, su atento estudio de las posturas y las expresiones, así como los contrastes de luces y sombras que realzan la figura del protagonista.



PERÍODOS

Primera etapa:

ALEGRÍA POR LA VIDA 

Es una época de juventud, madurez . Se convierte en un pintor de éxito. Trabajó en la real fábrica de tapices y ganó fama como retratista.

 Reinaba Carlos III, monarca ilustrado que apoyó el liberalismo y trató de modernizar la sociedad española. Así, Goya se dedicó a pintar escenas cotidianas de la vida del pueblo en las que se reflejaba su optimismo y retratos de ministros importantes como el "Conde de Aranda", "Gaspar M. De Jovellanos" o el "Conde de Floridablanca", "El Columpio (1787)", entre otros.

OBRA:

EL COLUMPIO (1787)

Esta obra estaba en el salón palacio de El Capricho, propiedad de los Duques de Osuna, junto con otros seis grandes lienzos (como La cucaña, la Procesión de aldea o El columpio). Es una obra con una temática popular en donde majos y majas se divierten al aire libre, empleando dos árboles para montar su columpio y una de las jóvenes toca la guitarra mientras un majo sestea a la sombra. El amplio paisaje está difuminado, creando un atractivo ambiente atmosférico y lumínico muy cercano a los cartones para tapiz. Sin embargo, la pincelada empleada en estos lienzos por Goya es rápida, sin interesarse por detalles y es así como se crean las figuras con toques vigorosos de su pincel. Por esta obra el maestro cobró 2.500 reales.

 Segunda etapa:

 En el año 1792 enfermó y quedó con una grave sordera que provocó que de a poco se fuese aislando  de la socidad. Comenzó a realizar la serie de grabados de “Los Caprichos” y sus retratos alcanzan la madurez (“Condesa de Chinchón”, “Duquesa de Alba”, “Familia de Carlos IV”, etc.) y comienza a experimentar con la gama de los grises.

Orientaciones antagonicas: 
1. Las amaneradas y plácidas pinturas de encargo. 
2. Pinturas en las que refleja las lacras sociales, como su propia personalidad atormentada.

OBRA:

LOS CAPRICHOS (1799) QUE VIENE EL COCO
Está numerado con el número 3 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.
Según anécdotas de la época, ciertas madres asustaban a los niños con supersticiones de fantasmas y usaban esta estrategia con sus hijos diciendo que viene el coco cuando en realidad era su amante. Para Goya esto era un  grave error en la educación de los niños el que los padres los asusten con fantasmas y seres que no existen, superstición absurda que luego los va a dominar toda la vida. Los ilustrados consideraban que la corrección de estos defectos era la única forma de acabar con la ignorancia y con la superstición.  En el  grabado, Goya expresa una madre emocionada al recibir el coco, una persona de su agrado que no interesa que vean los niños.

Tercera etapa:

 Abarca los años 1808-1824 aproximadamente. Son los años marcados por la sordera y la guerra.
Se llevó a cabo la Guerra de la Independencia en España, lo que dio lugar a la pintura dramática de Goya, que dejó de ser descriptiva. En 1814 se produjo el desastre francés y por lo tanto la deposición de Jose I.
Los horrores de la guerra de la independencia española le atormentaron. En sus cuadros y grabados dibuja la brutalidad y critica la sinrazón de la guerra. 

En aquel entonces Goya era un liberal, un admirador de la Revolución Francesa y sus conquistas sociales, que ahora observa como su admirada Francia, se impone a sus compatriotas por la brutalidad de las armas. Recorre  batallas y realiza los dibujos que le van a servir para realizar la serie de grabados  “Los Desastres de la guerra, “La carga de los mamelucos” y “Los Fusilamientos de la Moncloa”, La paleta se oscurece y la pincelada se hace densa, rápida, expresionista. Además plasma en sus pinturas las acciones más heroicas de la insurrección de España contra el tirano de Europa.

OBRA:

LOS DESASTRES DE LA GUERRA, N.º 33: «¿QUÉ HAY QUE HACER MÁS?

En este grabado lo más notable es la violencia en sus diferentes formas Fueron precisamente los sucesos acontecidos durante la Guerra de la Independencia Española, ocurridos entre 1808 y 1814, los que dieron lugar a que el pintor español efectuara una reflexión crítica e innovadora sobre los conflictos bélicos, sus causas y consecuencias.

Muchos consideran su mejor serie de estampas y un monumental grito contra la violencia excesiva que no reconoce justificación alguna y permite al espectador contemplar imágenes inherentes a toda guerra.

 Cuarta etapa:

El pintor es olvidado al regreso Fernando VII en 1814 y se produce la restauración del Antiguo Régimen. Goya es olvidado por la sociedad y el monarca, alquila una casa a orillas del manzanares, la “Quinta del sordo”. Cansado de la vida y decepcionado de la sociedad, sus pinturas reflejan el pesimismo propio de un alma atormentada y en donde en las noches realizaba en las paredes las “Pinturas Negras”, de temática dramática y sombría, fruto de su pesimismo, con una paleta oscura, en la que predomina el negro y con una pincelada densa. Pinta un mundo de aquelarres, brujas, machos cabríos etc, donde está presente el odio que intenta depurar a los afrancesados.

OBRA:

ÁTROPOS O LAS PARCAS

Es una de las “pinturas negras” de Goya, en donde se utilizó pigmentos oscuros y negros Decoraron dos habitaciones de la casa Quinta del Sordo. Se pintaron directamente sobre la pared seca, no al fresco, y en la mezcla de los pigmentos se utilizó el óleo. Con anterioridad, en algunos de los paños de los muros, en ambos pisos, hubo otras escenas de difícil interpretación, posiblemente paisajes de colorido claro con pequeñas figuras, puestas de manifiesto por las imágenes radiográficas tomadas en el Museo del Prado en 1983.  Esta escena se tituló "Atropos", nombre de la Parca de la mitología griega que corta el hilo de la vida. Cloto, con su rueca (muñeco o recién nacido, probable alegoría de la vida), y Láquesis, la hiladora, que en esta representación mira a través de una lente o en un espejo y simboliza el tiempo, era la que medía la longitud de la hebra. A las tres figuras femeninas suspendidas en el aire se añade una cuarta de frente y con las manos a la espalda que podría ser un hombre. En sí las Parcas estarían decidiendo el destino del hombre cuyas manos atadas no pueden oponerse a su hado.


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